viernes, 29 de enero de 2010

Salidas sí, con moderación

Salir a cenar con tu pareja, o ir a un cumpleaños tranquilo se consideran planes aceptables en tu estado, siempre y cuando no incluyan la palabra trasnochar. Lo que conviene a la madre e hijo es una vida relajada, lejos de lugares contamidos de humo y ruidos, en donde puedas descansar para recuperar la energía que demanda tu cuerpo durante la gestación.

¿Por qué?
Los cambios hormonales, tan necesarios en la formación de la placenta y en la educación del organismo durante el embarazo, alteran el ciclo del sueño. Además otros factores como la ansiedad materna, los movimientos fetales, calambres musculares y aumento del número de miccíones en la noche, causas también continuas interrupciones del sueño. Si a esto se suma un descanso pobre, llegará un momento en que el estado físico de la madre, y el desarrollo del feto se afectarán de forma negativa. Las dos consecuencias fundamentales del cansacio excesivo son el parto pretémino, y bajo peso del niño al nacer.

Recuerda que.. Si insistes en forzar tu cuerpo como lo hacías antes, el se encargará de obligarte a descansar, segregando una hormona llamada colecistocinina que te generará somnolencia todo el día, y la necesidad de dormir más. Así que escucha esa voz interior que te recuerda descansar.

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